Cuando habló en Praga en los primeros tiempos de su presidencia, Barack Obama prometió que Estados Unidos iba a reforzar su “compromiso de buscar la paz y la seguridad de un mundo sin armas nucleares”. A finales del año pasado, el Gobierno consiguió dos de los pasos previstos hacia ese objetivo con la ratificación del nuevo tratado START de reducción de armas nucleares con Rusia y la celebración de una reunión con 47 países sobre seguridad nuclear. Pero la otra gran promesa del presidente estadounidense, “un nuevo esfuerzo internacional para asegurar todo el material nuclear vulnerable en el mundo en un plazo de cuatro años”, avanza con mucha más lentitud.
Estados Unidos no sabe qué ha sido de los 2.600 kilogramos de material nuclear “utilizable para armas” que envió en otro tiempo al extranjero para contribuir a los programas nucleares civiles de otros países, según un informe publicado en septiembre por la Oficina de Cuentas del Gobierno. “En teoría, sabemos [donde está guardado el material nuclear]. Pero no tenemos firme constancia de donde está todo, explicó una fuente que conoce el informe a Wired.
También puede ser que los recortes presupuestarios en el Congreso estén dificultando los esfuerzos de Estados Unidos para asegurar los materiales nucleares peligrosos, según un análisis del Centro de Control de Armas y No Proliferación. Un proyecto de ley que llegó a la Cámara este año habría supuesto reducir en 85 millones de dólares los fondos pedidos por la Casa Blanca para la Iniciativa de Reducción de Amenazas Globales (GTRI con siglas en inglés), un programa dirigido a asegurar las instalaciones nucleares en la antigua Unión Soviética. Los fondos para la GTRI se conservaron en la versión aprobada en el Senado, pero el Congreso ya ha recortado 123 millones de dólares de la Iniciativa en 2011.
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El nuevo START es un avance, pero la meta definitiva de un mundo sin armas nucleares está aún muy lejos.
FOREING POLICY, Diciembre 2011.
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