"Pero queda otro interrogante...si Leviatán podrá soportar una persecución tan larga y una devastación tan despiadada; si al final no habrá de ser exterminado de las aguas..."
Herman Mellville, Moby Dick (1851).
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La flota pesquera mundial descarta y devuelve al mar tortugas, delfines, peces de interés comercial, tiburones, esponjas, moluscos y corales. Casi todos mueren o quedan heridos de forma irreversible.
España y otros países de la Unión Europea ya han agotado sus cuotas de pesca. Sin embargo, todos los años despilfarrran 1,3 millones de toneladas de los animales atrapados en sus redes (el 13% de las capturas totales), que arrojan por la borda. Además, se llevan por delante especies que no son su objetivo como tortugas, delfines, tiburones, esponjas, moluscos y corales. Casi todos mueren o quedan heridos de forma irreversible. Estos cálculos proceden de un informe que ha elaborado la ONG Oceana. En el mundo la cifra se aproxima a los 8 millones de toneladas. Las consecuencias están claras para Oceana: "este desperdicio innecesario de recursos marinos socava la salud de los stocks, amenaza la sostenibilidad económica a largo plazo de las pesquerías europeas y desequilibra el ecosistema y su biodiversidad".
La repercusión sobre la biodiversidad ya la hizo notar a mediados de abril la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en otro estudio sobre el estado de conservación de fauna marina del Mediterráneo. Más de 40 especies de peces podrían desaparecer en los próximos años según el informe, y en concreto cita a casi la mitad de los tiburones y rayas (peces cartilaginosos) y al menos 12 especies de peces óseos, con el atún rojo a la cabeza, seguido del mero, la corvina y la merluza.
La repercusión sobre la biodiversidad ya la hizo notar a mediados de abril la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en otro estudio sobre el estado de conservación de fauna marina del Mediterráneo. Más de 40 especies de peces podrían desaparecer en los próximos años según el informe, y en concreto cita a casi la mitad de los tiburones y rayas (peces cartilaginosos) y al menos 12 especies de peces óseos, con el atún rojo a la cabeza, seguido del mero, la corvina y la merluza.
Los descartes masivos forman parte de esas capturas desmesuradas y, en ocasiones, ilegales. Xavier Pastor, director ejecutivo de Oceana, denuncia que "la pasividad de la política pesquera europea permite el uso de técnicas poco selectivas que generan tasas de descartes que en ocasiones alcanzan un 70%, un 80% e incluso 90% de lo que se atrapa. En muchos casos, esas artes, entre las que se encuentra el arrastre de fondo, dañan el propio ecosistema del que dependen especies de interés comercial y no comercial". La Comisión Europea solo incluye en la categoría de descartes a peces, mamíferos, aves, crustáceos y moluscos. En Oceana señalan que "otros organismos marinos, como esponjas y corales quedan excluidos, así como especies no animales que conforman la base de importantes hábitats marinos, como las praderas de fanerógamas, el maërl o el coralígeno, que también sufren esta práctica".
Aparte del impacto sobre la biodiversidad marina está la incongruencia económica de desechar 1,3 millones de toneladas, cuando nueve de cada 10 de los stocks pesqueros europeos evaluados están sobreexplotados. Por eso mismo, Oceana reclama medidas urgentes, sobre todo de cara a la inminente reforma de la Política Pesquera Común.
JAVIER RICO. EL PAIS 09/05/2011
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