Friday, 17 June 2011

LA GUERRA, CADA VEZ MÁS PRIVADA

Libia es el nuevo hábitat de mercenarios contratados por Gadafi y empresas de seguridad militar occidentales

El negocio mueve 100.000 millones al año.
 John Edward López, colombiano de 24 años, es uno de los numerosos exmilitares de su país que en las últimas dos semanas han contestado a una peculiar oferta de empleo en Internet. Se trata de trabajar como mercenario en Emiratos Árabes Unidos durante al menos un año. En el anuncio se requiere experiencia en combate. Él dice tenerla. "He estado en el Guaviare y Meta [zonas con presencia de las FARC]" y, agrega, no tiene miedo del riesgo que podría suponer este trabajo. El sueldo prometido es de 2.550 dólares al mes, cinco veces más de lo que ganaba hasta ahora.

La palabra mercenario es tan controvertida como las actividades que el gremio lleva a cabo por el mundo. Llámense contratistas o empresas de seguridad militar privadas, están en plena expansión y vivieron su propia burbuja con las guerras de Afganistán e Irak. Entre 2001 y 2006 brotaron más empresas y se consolidaron las grandes multinacionales estadounidenses y británicas, que controlan el 70% del sector. Hoy, el negocio mueve 100.000 millones de dólares anuales (70.000 millones de euros), según la ONU.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU debatió recientemente en Ginebra la necesidad de dotar de un marco legal internacional a estas empresas. De establecer con claridad, para todos los países, cuáles son las funciones que pueden desempeñar y cuáles corresponden exclusivamente a los Estados. En realidad, llevan años discutiendo el tema. El principal escollo es la negativa occidental (sobre todo, Francia, Reino Unido y EE UU, donde están las principales compañías), que prefiere la autorregulación. La industria también, claro.

José Luis Gómez del Prado, presidente del grupo de trabajo de la ONU sobre el tema que ha documentado desde 2006 decenas de irregularidades cometidas por estas empresas, explica que "hay un gran vacío legal. El problema es la falta de rendición de cuentas de las compañías, aunque las haya contratado un Gobierno con los impuestos del contribuyente. El ejemplo más claro es Blackwater". El 16 de septiembre de 2007, un grupo de empleados de esta empresa, que ahora se llama Xe Services, ante la sospecha de un ataque de la insurgencia, disparó contra civiles en la concurrida plaza de Nisour, en Bagdad. Mataron a 17 personas e hirieron a 24. Este suceso desató la indignación de los iraquíes y simbolizó la impunidad que suponía la privatización de la guerra. Nadie ha sido condenado todavía por esos hechos. Una maraña legal y jurisdiccional lo ha impedido hasta que en abril un tribunal de EE UU reactivó el caso.

Uno de los temores de la ONU es que "se use a mercenarios o se recurra a estas empresas para reprimir movimientos prodemocráticos", como apunta Gómez del Prado. En Libia, Muamar el Gadafi ha utilizado a mercenarios africanos para tratar de aplastar la revuelta interna que ha desembocado en guerra civil. Algunos de ellos, capturados por los rebeldes, explicaron a Reuters que las autoridades libias les engañaron o los reclutaron por la fuerza y les dieron armas. Al Yazira filmó hace dos semanas a un grupo de hombres occidentales armados hablando con los rebeldes en la primera línea de fuego cerca de Misrata. Al día siguiente, The Guardian informó de que eran antiguos militares británicos que ayudaban a la OTAN a identificar objetivos para bombardeos.

El episodio es confuso. Pero sí parece verosímil que en un país del que se ha apoderado el caos, sin apenas control fronterizo por el este, se cuelen espías y compañías de seguridad militar privadas que han encontrado en Libia un nuevo hábitat. SGSI Group es una de ellas. Su fundador y gerente, Víctor González Moreno, de 41 años, afirma que está en Bengasi desde hace un par de meses. Explica que tienen a 50 trabajadores allí y que se dedican a adiestrar en el uso de las armas al improvisado ejército que busca derrocar a Gadafi. Asegura, a través de una entrecortada conversación por Skype, que ya han entrenado a unos 1.500 hombres. SGSI Group fue fundada en 1997 con capital español, pero está radicada en Gibraltar. Su responsable de prensa, Mar Monsoriu, afirma que tienen un campo de entrenamiento en Cesárea (Israel). El director de SGSI subraya que no cobran por entrenar a los civiles libios. Pero confía en que sea una inversión de futuro: "No digo que una vez pase la tormenta no vayamos a quedar en muy buena situación con los posibles nuevos clientes".

En este negocio es importante la nacionalidad y la formación. En las tarifas internacionales que maneja el grupo de trabajo de la ONU respecto a los contratistas en Irak, un ex Navy Seal o un exmarine de EE UU, un exlegionario francés o un británico cobran hasta 30 veces más (unos 30.000 dólares al mes) que un hondureño, un indio o un peruano, que cobrarían unos mil euros.

Los mercenarios no solo trabajan en guerras. Ni solo para empresas. La propia ONU contrata seguridad privada para proteger a su personal o sus edificios, igual que ONG o periodistas en zonas de conflicto. Las empresas de seguridad militar han logrado hacerse necesarias allí donde los Estados prefieren mirar para otro lado o es demasiado caro actuar.

 

SILVIA BLANCO - Madrid - para EL PAIS 17/06/2011

Tuesday, 7 June 2011

LA PRODUCCIÓN ALIMENTARIA, CADA VEZ EN MENOS MANOS

Casi la mitad de toda la tierra cultivable que hay en Estados Unidos está en manos del 4% de los propietarios del país. En Guatemala, menos del 8% de los productores agrícolas se reparten el 80% de la tierra. Y la mitad del campo de Brasil está controlado por el 1% de la población.

La desigualdad en el acceso a la tierra, perpetuada por gobiernos y empresas, es uno de los factores que están empujando al abismo al sistema alimentario mundial. Esta especulación, junto con la escalada de los precios de los alimentos y el cambio climático, constituye una "bomba de relojería" que puede echar por tierra "décadas de avance en la lucha contra el hambre, según el estudio Cultivar un futuro mejor, presentado ayer por la ONG Intermón Oxfam.

Sólo un "poderoso y pequeño grupo" de entre 300 y 500 compañías "se benefician de esta situación y hacen presión política para mantener el statu quo", denuncia la ONG, que añade que estas empresas "amasan recursos a costa de las poblaciones rurales empobrecidas y de consumidores que pagan más por los alimentos".

Un ejemplo más concreto está en el negocio del grano. Tres compañías norteamericanas (Archer Daniels Midland, Bunge y Cargill) controlan el 90% del comercio mundial de grano, lo que contribuye a la "volatibilidad de los precios de los alimentos", reportando beneficios millonarios a estas empresas.

"Los gobiernos han fracasado porque no han invertido en la pequeña producción y porque no han puesto el sistema alimentario bajo control", afirmó ayer el director del estudio de Intermón Oxfam, Gonzalo Fanjul. Poner al descubierto a estas empresas y a estos gobiernos que están sosteniendo un "sistema alimentario roto" es uno de los objetivos de la campaña Crece, la mayor de toda la historia de Oxfam, ya que abarca 45 países.
 
MAS VISCTIMAS
 
Hoy hay cerca de mil millones de personas en el mundo que pasan hambre, la mitad de ellas en Asia. Esta cifra crecerá brutalmente, según Intermón Oxfam, si las políticas mundiales y los comportamientos de las empresas no cambian. Para comprobar esta hipótesis, basta con echar la vista atrás y ver lo que ha pasado hasta ahora.

El alza en el precio de los alimentos en 2008 empujó a la pobreza a cien millones de personas más y el encarecimiento en lo que llevamos de 2011 en 2010 el incremento fue del 36% sumó otros 44 millones de hambrientos. Intermón Oxfam advierte en su informe de que el precio de los alimentos seguirá creciendo hasta duplicarse en los próximos 20 años.

La mitad de este aumento se deberá al cambio climático y los más afectados serán las personas más pobres del planeta, que invierten el 80% de sus ingresos en comida", explicó ayer la directora del departamento de Campañas y Estudios de la ONG, Irene Milleiro.

Si tenemos en cuenta que en el año 2050 la demanda de alimentos crecerá un 70% habrá 9.000 millones de bocas que alimentar y que el rendimiento de las cosechas se reducirá a menos del 1% en la próxima década, la "nueva era de crisis", como la define Intermón Oxfam, podría arrastrar al hambre y a la pobreza a muchos millones de personas más.

Aunque la ONG no da cifras exactas, aporta un dato del estudio Climate Change and Hunger: Responding to the Challenge, publicado en 2009 por el Programa Mundial de Alimentos: antes de 2050, cerca de un 20% más de personas correrán el riesgo de sufrir hambre por culpa del cambio climático. Además, el 70% de la población de dentro de 20 años (6.300 millones de personas, aproxidamente) "vivirá en países vulnerables, que no controlan su sisema alimentario y dependen de otras economías", añadió Fanjul.

PROPUESTAS

Ante este negro escenario de futuro, el estudio de Intermón Oxfam hace un llamamiento a las grandes potencias que participan en el G-20 y también al Gobierno español para que regulen mejor los mercados alimentarios e inviertan en un fondo global para corregir los efectos del cambio climático. Fanjul propuso la reforma de los mecanismos de coordinación comerciales para evitar el "pánico" que se produce cuando hay bloqueos en las exportaciones o repuntes del precio de los alimentos, como sucedió en 2008.

La ONG también plantea la creación de bancos de alimentos locales y regionales para apoyar la producción propia. Esta inversión es clave, señaló Fanjul, para "frenar la dependencia alimentaria de países en vías de desarrollo, como los del África subsahariana".
ANNA FLOTATS 
para PUBLICO 01/06/2011
Y PARA COMPLETAR EL ARTÍCULO, AQUÍ OS DEJO UN CORTO GALARDONADO, SOBRE HAMBRE, POBREZA Y GLOBALIZACIÓN: